Otra vez “candombe”. En época de entrega de los premios Oscar, los hinchas de San Martín bien podrían bien decir “a esta ya la vi”: el modesto San Telmo despidió al “Santo” con las manos vacías de la Isla Maciel, tal como lo había hecho en agosto pasado.
Difícil de creer, cuando se mira la diferencia de presupuesto y de nombres en las nóminas de uno y otro. Pero como ya no se sabe a qué juega San Martín –o de mínima, no le sale como pretende- y San Telmo jugó como si se tratara de una final, el equipo de Iván Delfino sumó su segunda derrota en cinco partidos, con una cosecha de un solo punto sobre los últimos nueve.
Y con un agravante: el “candombero” estaba último en la zona A y todavía no conocía la victoria en 2023. Más aún, en muchas situaciones se percibió claramente la falta recursos técnicos de jugadores del local.
Fue casi casi como un partido de Copa Argentina entre conjuntos de diferentes categorías. Y sin embargo, este “santo” cometió el pecado de igualarse hacia abajo, en el marco de un partido de bajos quilates, de pobre para malo.
¿Habrán influido los 37 grados centígrados de sensación térmica en Dock Sud? Es posible, después de todo los futbolistas son seres humanos; por más bien entrenados que estén y que le den todos los días a la pelotita, difícilmente el calor extremo podría no afectarlos.
Uno por uno de la durísima derrota que sufrió San Martín ante San TelmoDentro de la franciscana pobreza futbolística que se vio en el “Osvaldo Baletto”, desde el arranque San Martín no supo traducir su supuesta mayor jerarquía individual en dominio de trámite y en situaciones de gol.
Más bien lo contrario: San Telmo sorprendió tomando la iniciativa y dejando al desnudo las fragilidades defensivas del “Santo”, en particular en el primer cuarto de hora.
El equipo de Delfino se fue afianzando con el correr de los minutos, pero la inventiva faltó a la cita. Solo hubo un remate de larga distancia de Ismael Quilez que inquietó al arquero César Atamañuk.
Los dos cambios en relación al empate con Temperley en La Ciudadela no modificaron demasiado. A Gervasio Núñez el partido (la temperatura) le hizo todo cuesta arriba (y para colmo se esguinzó antes del entretiempo). Y Claudio Pombo aportó algo de su despliegue habitual, pero no logró desnivelar.
Era tan chato lo de San Martín y tan modesto lo de San Telmo que costaba imaginar un sacudón adrenalínico en las postrimerías de la primera etapa.
Pero el equipo de Delfino, por enésima vez mal parado en defensa, lo facilitó: Ramiro Luna no falló en ese sombrerito por encima de Nicolás Carrizo que besó cansinamente la red.
El DT de San Martín de Tucumán: Pocas palabras que dicen mucho¿Cómo cambiar el destino en el complemento? Jugando al pelotazo y sin fluidez en el circuito futbolístico, difícil de imaginar. Ya estaba Pio Bonucci en cancha y la nueva apuesta fue Agustín Colazo.
El inescrutable Héctor Paletta le dio una mano importante a San Martín para una eventual remontada: el árbitro cobró afuera una clara falta cometida en el área por Quilez. Y la visita despertó por unos minutos de su letargo y salió en busca del empate.
Emanuel Dening, que ya había avisado en una jugada anterior, mostró su raza con una resolución típica de goleador. Lástima que un minuto después, la imprudencia de Franco Meritello -cortó con una mano, cuando ya estaba amonestado-, prácticamente volvió todo a foja cero.
Era difícil que no le pasara factura jugar media hora más con un hombre de menos con esta altísima temperatura. De hecho, San Martín ya no volvió a inquietar seriamente al arquero anfitrión tras quedarse con 10.
Dado el contexto, extrañó que el entrenador realizara sólo cuatro cambios y que Mauro Verón quedara en el banco.
El rival de San Martín de Tucumán: Un club que lucha y creceSan Telmo vio que tenía una oportunidad y la aprovechó con ese gran cabezazo de Juan Manuel Requena –Quilez perdió la marca en el córner- para el 2-1 a la postre definitivo.
Hubo fiesta en la Isla Maciel, a costa de un equipo que dejó la sensación de –por ahora- no estar totalmente a tono con el gran objetivo de lograr el ascenso a Primera.
Terminado el partido, las caras de los integrantes de la delegación tucumana –incluidos directivos, cuerpo técnico y jugadores- lo decían todo. Se fueron rapidito al hotel, ni siquiera hubo ducha en el vestuario de un estadio al que San Martín no le encuentra la vuelta, ni antes con Pablo De Muner, ni ahora con Delfino.
Con Almagro en el horizonte, una pronta recuperación se necesita.